Envejecer en los tiempos del fast

Qué difícil que uno se vaya volviendo más lento en los tiempos donde la velocidad manda. Qué difícil ponerse más viejo en los tiempos del “por siempre joven”. Qué terrible depender en una sociedad que no sabe contener aquello que no quiere mirar. vejez

Joven es hoy una característica convertida en valor. Solo rico le gana. Flaco también pierde con rico y le da a joven. Rico es la imbatible. Billetera mata galán dice la gente. Y lo popular por algo lo es. vejez.

Sin embargo, si uno es un humano que envejece y está doblando hacia los 70, post jubilación digamos, y no tiene fortunas ni poder o fama, o sea como la casi totalidad de la población, se las tiene que ver con quedar en el trush del sistema. A un paso de quedar eliminado.

“Me voy viniendo viejo” decía Pappo, la etapa donde esquivamos los espejos, las fotos. Donde encontramos a una persona que nos cuesta aceptar. Un reflejo de como progresivamente nos van mirando socialmente. vejez.

La medicina avanzo en sobrevida y la sociedad no sabe muy bien qué hacer con eso. Y eso es mucha gente aislada, sin sentido existencial y muchas veces abandonada o abusada. No confundir la simpática imagen del “abuelito”, que pasan en la tele, con la real de la soledad y el vacío.

Lo viejo hoy se asocia a lo malo. Viejo es lento, con menos funciones, obsoleto, o sea un iPhone 1 con suerte, sino un Nokia 911. O peor aún, un teléfono a disco. Viejo es malo, no sirve. Viejo se tira, trash, doble clic y ya está…no está.

¿Nos volvimos malos? NO. ¿Hay sobrevida mayor a la que podemos incluir? SI. ¿Las normas de vida, el way of life, marca límites? SI. ¿Esos límites excluyen a los mayores? Por supuesto. Fuera de lo discursivo y declamativo…sí, se los excluye. Se habla de los adultos mayores, se crean algunos servicios, se los valora en tanto la luz de la cámara esté encendida, pero luego se quedan solos. La realidad es que nuestros viejos se quedan solos. No se los visita, no se los incluye en el mismísimo contexto básico, la familia.

La soledad se da porque la salud más deteriorada molesta, el estado de ánimo medio achacoso cansa o deprime, porque se han vuelto lentos y demandan.  Se cambia darles acompañamiento amoroso por darles servicios propios o tercerizados. Y lo cierto es que tenemos que darles un lugar y una motivación. Que ambas cosas los pongan en perspectiva de moverse hacia pasiones que aun palpitan. La música, literatura, lo intelectual, deportes posibles, el amor de pareja, el viajar. Es posible estimular a partir de ello, espacios sociales dinámicos y necesarios socialmente. NO un reducto de conmiseración sino de activación y respeto. De servicio y utilidad. De desafíos y metas. De autonomía y funciones sociales y familiares acordes a sus tiempos.

Una forma engañosa es dar a alguien un lugar excluido, bajo una mirada piadosa, “descanse abuelo, se lo gano” ¿Quién quiere descansar nomas? ¿Ud. quiere vivir mirando el techo?… El ANCIANO TAMPOCO. O la mirada demagógica. Darle al viejo los 10 minutos de relevancia mostrándolo en algún programa o festival. “Que grande al abueloooo!” Un vivo…como si ser adulto mayor fuera una especie de discapacidad intelectual… Darle el bronce entre aplausos de los que nunca lo volverán a ver… Soledad…. Exclusión.

Preparar al adulto joven para saber hacia dónde se dirige en un futuro no tan lejano, tal vez lo sensibilice inteligentemente a tomar medidas precautorias, para cuando a él le toque ser “el abuelito”. vejez

Partiendo de esta visión, en necesario que hagamos una reflexión con salidas prácticas que apunte rápidamente a reinstaurar a nuestros mayores en lugares útiles y dinámicos. Incluirlos, no es solo darles más plata, (que por supuesto cuenta), es darles un lugar social. Debemos evitar llevarlos hacia un exilio interno, evitar que sea un desterrado de su vida social, un outsider que ya no cuenta. Y hoy en los tiempos de la imagen, lo que no se ve, no existe. El problema es que lo que no existe, si vive, es un problema. Molestia llena de intolerancias y olvidos, de humillaciones y violencia, física y grotesca o sutil y alienante. Es razón de peleas en el ping pong de quien se hace cargo. Esperando la Carroza, ¿recuerda? ¿Ha cambiado algo de lo que denunciaba esa película? NO. Nada cambio, salvo algo que trajo orden a las disputas. Servicios tercerizados. El gran hallazgo social es algo así como “Si Ud. no se lo banca, tranquilo, no sienta culpa, nosotros lo hacemos por Ud. que es no solo igual sino mejor” Mucamas, enfermeras, geriátricos, hospitales de día. Sistemas de cuidados ambulatorios, house, homes u otros nombres en otro idioma para no entender muy bien adonde se los deja. ¿Es malo? NO. Es humano. ¿Somos culpables? En realidad, no. Es culpa social. No podemos hacer nada al respecto entonces. ¡Equivocado! Sí, se puede. Ud. y su familia solamente pueden hacer grandes diferencias. Eso unido a instituciones que pueden ayudar a los fines propuestos: Gente mayor dinámicos entramados socialmente con funciones útiles y productivas, entendiendo que no siempre producir es hacer plata. vejez.

La geriatría ha avanzado en temas médicos, en los sociales espera una respuesta más amplia de los gobiernos y sus compromisos con este sector “NO PRODUCTIVO” del sistema económico.  Entonces, hasta tanto esa deuda se pague ¿qué podemos hacer comunitaria y familiarmente? Comunitariamente…ser corteses, pacientes con nuestros viejos y sus dificultades, repitencias, lentitudes. Familiarmente, hacerlos participar de nuestras vidas, delegando en ellos tareas que puedan darles y darnos ayuda dinámica. Alentarlos a actividades en las que puedan desarrollar sus vidas. A que sigan con lo que puedan y a cosas nuevas que aún pueden. Acompañar incentivando a romper quietudes.

Son etapas donde la deprivación social impacta en deterioro cognitivo y este en alejamiento que aumenta el circuito. Entonces, se ponen difíciles, nos alejamos, todos se alejan. Los amigos se deterioran y mueren otros. Mas aislamiento, peor su funcionalidad, nos alejamos más. Aparece aquí el sistema biomédico y da diagnósticos y pastillas. Con ambos empieza la medicalización de la vejez. Y queda atrapado en una nueva dinámica medica que lo aparta aún más de su entorno dinámico para convertirse en un entorno que lleva y trae viejos enfermos y “enfermos”, de médico a médico, de farmacia a farmacia.

Así no. Así no es justo. Así no sirve. Aumenta la viejofobia y la tanatofobia. Nos alejamos de los que envejecen y de los que mueren, volviéndonos una sociedad cobarde y plastificada. Todos somos parte del problema pues todos estamos en una dinámica que nos absorbe, pero de la misma forma podemos ser parte de una solución primaria, la otra depende de variables que no podemos mover pero por las cuales podemos luchar como ciudadanos. Nuestros viejos contentos y nosotros a futuro con menos miedo a llegar a su edad, todos ganan. vejez.

 

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