Psicoeducación alimentaria

Cuando tenemos que resolver un problema alimentario, de la variedad cada vez más grande de ellos, debemos saber a dónde recurrir, quién se ocupa de qué cosa.  Efectivamente, cuando hablamos de disfunciones y patologías del comer, incluimos los Trastornos de la Conducta Alimentaria (Bulimia Nerviosa, Anorexia Nerviosa, Ortorexia, Trastorno por Atracón, etc.) y la Obesidad, tanto infanto-juvenil como en adultos; las cuales, a pesar de sus diferencias significativas, tienen un eje en común que se refiere a inadecuados hábitos alimenticios. Sea por dietas extremas, por alternancias entre restricción y atracones, o por sobreingesta de alimentos, estén relacionados de manera central o no a lo emocional.

Por tanto, se vuelve necesario saber qué se debe hacer para generar en todos los casos de estos tipos, un cambio sustantivo en su forma de alimentarse a modo de una re-habituación del comer. Cambios de conducta que lleven de hábitos erróneos y/o psicopatológicos a una conducta alimentaria saludable. Dentro del comportamiento alimentario, no se incluyen conceptos como calorías, nutrientes, aportes nutricionales, etc. sino información, pensamientos, emociones y conductas, que influyen en su forma de actuar al comer, dado que si bien la alimentación es una necesidad primaria nutricional, incluye implícitamente sensaciones, conductas, hábitos y factores socio-ambientales mediadores entre todos ellos.

Por tanto los alimentos específicamente se vuelven un factor fundamental en la vida de las personas. El equilibrio alimentario determina cómo estos alimentos permiten un adecuado aprovechamiento de los mismos, tanto a nivel biológico, como psico-social.

Es necesario valerse de lo nutricional, ya que el plan alimentario diario debe incluir todos los nutrientes, que aporten la cantidad de energía necesaria para el buen funcionamiento del organismo. Por esto, se toma en cuenta ese aporte nutricional, pero debe hacerse hincapié en trabajar con la CONDUCTA ALIMENTARIA, y eso es lo que denominamos PSICOEDUCACIÓN ALIMENTARIA.

Los aportes nutricionales deben recibirse en proporción adecuada. Ello implica que debe respetarse un determinado equilibrio ente los componentes de la ración alimentaria.  Y este equilibrio es tanto cualitativo (por la calidad de los alimentos consumidos), como cuantitativo (por la cantidad que se consume de los mismos). Lo que se pretende es repartir los alimentos, que servirán para alcanzar el objetivo fijado, a lo largo del menú diario, con la variedad suficiente y necesaria. Sin por ello descartar ningún tipo de alimento, sino incorporarlo en raciones adecuadas.

Los hábitos alimentarios son una manifestación del comportamiento humano involucrado dentro de la alimentación, atendiendo a la necesidad fisiológica primaria del hambre, que se constituye por medio del aprendizaje y se repite reiteradas veces, por lo general dentro del entorno familiar. Muchas veces, estos hábitos se distorsionan, dificultan, o se aprenden inadecuadamente.

La PSICOEDUCACIÓN ALIMENTARIA debe apuntar hacia un cambio en los hábitos alimentarios, que lleven a un comportamiento alimentario sano, adaptado a las circunstancias fisiológicas y psicológicas de cada persona. Todo esto es cuestión de tener en cuenta: cantidad, equilibrio y adecuación a cada circunstancia particular.

El objetivo principal es facilitar el aprendizaje de una alimentación equilibrada, evaluando que puedan llevarse a cabo los cambios de hábitos esperados.

La PSICOEDUCACIÓN ALIMENTARIA debe comenzar apenas el niño nace, ya que así como aprende a hablar y a caminar, debe aprender a comer. La alimentación debe ser diferente para etapa del desarrollo evolutivo del ser humano, tomando en cuenta la edad y el estado fisiológico de cada uno.

Por eso en la niñez, psicoeducamos a los padres, para que adquieran hábitos saludables que aprendan luego los niños, en la adolescencia lo hacemos con los padres y los jóvenes, para que incorporen las conductas alimentarias que los lleven a la salud, y con los adultos, trabajamos directamente con ellos mismos, en la re-habituación y nuevos aprendizajes de un buen comportamiento alimentario.